jueves, 7 de julio de 2016

Vacunas de ARN programable

Se ha diseñado un nuevo tipo de vacuna fácilmente personalizable que puede ser fabricada en una semana, permitiendo que sea rápidamente distribuida en respuesta a brotes epidémicos de enfermedades. Hasta ahora, los creadores de este sistema han diseñado vacunas contra el virus del Ébola, el virus de la gripe H1N1 y el Toxoplasma gondii (un pariente también nocivo del parásito que produce la malaria), que fueron efectivas en un 100 por cien de ocasiones en pruebas con ratones.

La vacuna, desarrollada por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos, consiste en hebras de material genético conocidas como ARN mensajero, que pueden ser diseñadas para codificar cualquier proteína vírica, bacteriana o parasitaria. Estas moléculas son después empaquetadas en una molécula portadora, la cual suministra el ARN a las células, donde es traducido para dar lugar a las proteínas que provocan la respuesta inmunitaria del anfitrión.

Además de ocuparse de las enfermedades infecciosas, los investigadores están usando este método para crear vacunas contra el cáncer que enseñarían al sistema inmunitario a reconocer y destruir los tumores.

Este método de nanoelaboración permite al equipo de Daniel Anderson, Jasdave Chahal y Omar Khan, del MIT, fabricar vacunas contra nuevas enfermedades en solo siete días, la clave para una eventual capacidad de afrontar brotes epidémicos súbitos o de efectuar con rapidez modificaciones y mejoras en vacunas.

La mayoría de las vacunas tradicionales consisten en una forma desactivada de un virus u otro patógeno. Estas vacunas normalmente precisan de mucho tiempo para ser producidas, y para algunas enfermedades son demasiado arriesgadas. Otras vacunas consisten en proteínas producidas normalmente por el microbio, pero estas no siempre inducen una respuesta inmunitaria fuerte, lo que requiere que los investigadores busquen un adyuvante (una sustancia que mejore dicha respuesta).

Las vacunas de ARN son atractivas porque inducen a las células anfitrionas a producir muchas copias de las proteínas que codifican, lo que provoca una reacción inmunitaria más fuerte que si las proteínas fueran suministradas por sí solas. La idea de usar moléculas de ARN mensajero como vacunas ha estado presente desde hace unos 30 años, pero uno de los obstáculos principales había sido encontrar una forma segura y efectiva de suministrarlas.

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